Si tuerces las horas
para no sentirme
y lloras cara a otra pared
que no sea mi mente,
si te escondes por los rincones
de los caminos por los que yo camino,
si te sientas y miras por las ventanas
donde mi sueño no aparece.
Quizá es que estás en otro mundo,
en otro bosque tocando tu violín,
cantando tu canción,
esa música que envuelve
y dibuja ramas que me susurran: vente.
Si vives dando golpecitos a mis sienes,
dejando tus piedrecillas de risa
para que no me pierda,
si oyes las pisadas de mi alma
como un gato que te acompaña,
si acomodas tus risas para que me acojan,
si levitas caminando por Irlanda,
si sueñas, amor, si sueñas…
Quizá es que tu mano me recoge
en un murmullo de aire,
y me lleva despacio a sentir tu lado
de bruja traviesa que sabe que lo que no existe
es sólo el hueco vacío que una palabra tuya
está a punto de inventarme.