Milford Junction
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No me vio dentro del coche, mirándola.
Por primera vez en diez años, estaba sola.
Como una sombra al atardecer, pasó deprisa;
cruzó el paso de cebra esquiv...
viernes, 3 de septiembre de 2010
Las pollas y los días
Tus amigos empiezan a hacer pausas entre palabras.
Levantan las cejas
y parecen chuparse las pollas mientras hablan.
Están pagados de sí mismos
y quieren un aplauso.
Tus amantes te dicen te quiero
mientras se hurgan los dedos de los pies,
calzados con cientos de olvidos
de números equivocados.
Tu talla no importa, te juran,
mientras miden con sus dedos
la talla del techo.
Tus días caminan rápido,
sin pararse en ninguna acera.
Los escaparates pasan como desde un coche
que no quiere parar
en ningún abrazo de escayola.
Etiquetas:
Las pollas y los días,
literatura,
poesía,
Vetusta Morla
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