jueves, 26 de marzo de 2009

Noche de Copla

Había meado casi medio litro de orín amarillo más bien blanco y estaba un poco borracha, pero ahora, delante del espejo del servicio de señoras con azulejos rosas y posters de folclóricas todo sonrisa y dientes, se encontraba guapa. O por lo menos se podía mirar sin desviar la mirada hacia los ensueños de tantos años atrás con tantos desengaños detrás. Se observó con un poco de miedo de ser otro póster más y realizó sus ejercicios maxilares durante los treinta segundos necesarios para seguir en el papel de folclórica ensayando delante de un espejo con la música prestada y las ganas de amanecer mañana colgando de cualquier puente con los ojos ciegos.
Se atusó con mimo la peluca rubia. Qué coño, pensó, estoy para comerme, aunque sea con natillas, rió. Se acomodó las bragas y el esparadrapo en la entrepierna y se dispuso para salir a la sala. La próxima canción era la suya.
Los sillones eran de skay rojo y la oscuridad iba y venía entre luces azules y naranjas. Babyblue se acercó a la cabina y entregó el papelito con su nombre y la canción que quería cantar. No hubiera sido necesario, desde hacía ocho años cada jueves por la noche sin falta, a eso de las 00:30, cantaba la misma canción vestida con el mismo vestido granate de raso que le caía hasta los tacones de aguja negros como el abismo.
El aplauso de cada jueves la recibió cuando subió al escenario y como cada vez los focos fueron borrando a sus amigos puestos en pie para homenajearla mientras sus caras se iban haciendo de oro y fuego y sonrisa. Alguna envidia y cientos de recuerdos la venían a vitorear perdidos allí en medio de tanta vida que no se sabía a dónde había ido a parar o si había sido suya o si había sido siquiera de alguien, fuera quien fuera, él o ella. La copla inundó el vocerío con clarines y redobles y Babyblue ya no veía nada más que los palos que recibió de niño cada vez que se vestía para cantar, que las burlas en el "Juan Sebastián Elcano", que las lágrimas escondidas tras mucho coñac del malo y algún golpe contra algún cristal de espejo que reflejaba la ausencia de su mujer.

"Apoyá en er quisio de la mansebía miraba ensenderse la noche de mayo"

Su voz acostumbrada a adueñarse de la música ajena también se adueñó del mundo como cada jueves que era lo que quería ser. Todos los miedos y los lloros se fueron con cada palabra de cada estrofa para que Babyblue marcara el compás con sus caderas y pusiera a girar sus sueños hechos del revés. Abajo del escenario las parejas bailaban abrazadas con las sonrisas puestas a imaginar sus propias historias perdidas. Las mujeres tomaban sanfranciscos y los hombres fumaban con desdén mientras se les caía aún un poco del deseo por la comisura de la boca. Al fondo de la sala una mulata sin papeles, posiblemente treinta años más joven que cualquiera allí, se dejaba manosear por un gordo calvo vestido a lo fiebre del sábado noche y con un medallón de bisutería asomando entre sus sebosas tetas de buscón de saldos y oportunidades. Junto a la barra el sector bujarrón no cejaba en su algarabía de coqueteos, tientos, desplantes y requiebros de pantalones entallados hasta la cintura y camisas rojas o verdes y chillonas con sus canesús. Cerca de la pista de baile había un hombre sentado en una mesa, completamente sólo. Bebía a sorbos lentos una bebida alcóholica, quizá whisky, y fumaba recreándose en el humo que exhalaba con una cadencia ensimismada. Iba vestido de negro, pantalón y camisa de puños cerrados y su aspecto era de no estar allí ni en ningún sitio. Mientras fumaba y escuchaba a Babyblue tamborileaba con sus dedos sobre la hoja blanca donde había escrito la canción que a continuación iba a interpretar: "Tatuaje".
Babyblue puso todo su tesón en alcanzar el tono perfecto para terminar el estribillo:

"Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón."

Todo el público arrancó a aplaudir con entusiasmo mientras Babyblue hacía las reverencias de rigor y se retiraba con paso pausado y triunfador hasta los servicios de caballeros del karaoke. Allí se quitó la peluca, las medias y el vestido que plegó perfectamente; se desmaquilló y se quitó la lencería negra que le acompañaba cada vez que jugaba a ser él. Con sumo cuidado despegó el esparadrapo de su pene y lo liberó para volver a mear con la fluidez que le permitía su próstata. Se vistió de hombre y salió a la calle. El aire fresco le hizo sentir bien. Avivó el paso, era muy tarde y por la mañana tenía que llevar a su nieto al colegio.

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lunes, 23 de marzo de 2009

El país, Iván Castell y nave #527: un experimento.

 

Hoy me ha pasado una cosa curiosa. Estaba, como cada día a la misma hora y casi que en el mismo sitio, leyendo El País (ya con acento, pero cada vez con menos principios) tan aburridamente como podía entre bocaditos a la tostada y bocaditos furtivos ( y mentales) a la camarera que me está enseñando la erótica del amor de madre, pero esto es otro tema, quizá otro día. El caso es que uno de los artículos mencionaba a Iván Castell, un filmador de cortos aragonés que está teniendo mucho éxito en la red con su corto nave #527. La verdad es que después de tanto machaqueo con la Chacón, el zapatitos o el monaguillo hipocritón y trajerillo de Camps, cuando lees cualquier cosa en El País estás buscando la intención con la que ha sido publicada, la trama. Una noticia así no tiene porque tener más trasfondo, pero ya nos gustaría a todos que alguien nos hiciera una campaña publicitaria parecida. Esto es pura envidia, claro.

Cuando he llegado esta tarde a casa he visionado el corto. La historia me ha parecido poco original y la interpretación (sobre todo del hombre de negro) creo que mejorable. Yo lo hubiera acortado un poco, hubiera quitado diálogos y los hubiera hecho más crípticos, quizá. Quitando esto, que es una simple impresión de un espectador cualquiera, creo que la trama está bien montada. Por supuesto recuerda a otros, pero, ¿que sería de nosotros sin referentes, sin las vecinas que nos hablan por las esquinas? El corto cumple con creces el que creo que es su objetivo principal: crear un clima de desasosiego y tensión creciente en el espectador hasta llegar a la eclosión final donde la historia se resuelve de una forma ya vista muchas veces, pero no por eso menos efectiva en este caso. No me gusta que la explicación de la falla venga dada desde la literalidad del dialogo de los personajes, creo que hubiera sido de gran mérito una explicación, por otra parte necesaria, exclusivamente visual. No obstante estos peros que voy poniendo, me quedo con la sensación de que el film tiene muchos más méritos que deméritos, sobre todo en su montaje, verdadero causante del efecto de tensión que progresivamente se apodera del espectador, y por su música, compuesta por Guillermo Siibert. Hasta aquí la filología.

Ahora la sociología. Lo que más me ha llamado la atención han sido los comentarios que algunos espectadores, que al igual que yo habían ido a ver el corto por su referencia en El País. Si observamos atentamente los comentarios vemos como los que han sido hechos tras la noticia del periódico son bastante más negativos que los hechos anteriormente. Si tenemos en cuenta que  el corto fue estrenado en 2 de junio y hasta ayer había recibido más de 30000 visualizaciones… ¿qué ha cambiado? ¿Se ha convertido en otra película? Yo creo que sí. Puede que haya alguna fórmula secreta o algún encantamiento disfrazado de logaritmo neperiano que, llegando a un número dado de espectadores (o de lectores, o de auditores) convierta la obra en algo que hasta ese momento no fue. Es lo que se llama morir de amor.

Os dejo el video (con una buenísima postproducción) y también algunos enlaces para conocer al autor:

http://ivancastell.org/nave-527/

http://www.myspace.com/ivancastell

http://myspace.com/nave527

http://myspace.com/sergiosiibert
http://jjsanchezmillan.blogspot.com
http://www.fotolog.com/la_ciruela
http://www.myspace.com/siibert

http://www.mediafire.com/?tdtiwnl1pdn (para bajarse la banda sonora)

Os recomiendo que lo veáis a pantalla completa y en alta definición y que luego leáis los comentarios del personal, algunos son muy interesantes.

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