viernes, 21 de agosto de 2009

Epifanías

—¿Has visto a Dios? —Era la quinta vez que a Abraham del Monte le preguntaban lo mismo aquel día y sólo eran las 7 de la mañana, así que para todos será comprensible que estuviera francamente hasta los huevos. Sobre todo si pensamos que Abraham del Monte era ciego. Aunque no del todo. Abraham del Monte tenía visiones.


También debería haber sido comprensible para Abraham que todos le preguntaran lo mismo después de haber acaparado la noche anterior el protagonismo en el talk-show con mayor audiencia de todas las televisiones del país. Justo antes de la publicidad, en todo el puto prime-time. Fácil que hoy le preguntaran. No te jode.


Abraham trabajaba vendiendo cupones de la once. Obvio. Todos le teníamos simpatía y hasta cariño porque siempre se había hecho querer con su gracejo de Cádiz, a pesar de no tener maldita la gracia ninguno de los chistes que contaba, pero su castellano chafardeao y sus cejas arqueadas siempre te sacaban la sonrisa. Y la pasta del cupón, claro. Aunque le gustaba beber como al que más (el ser ciego no le eximía de la querencia de ponerse ídem) y decía las mismas chorradas que todos los de la peña del bar, nunca nos preocupamos demasiado de sus historias de trances, vírgenes vaporosas en las copas de los árboles y resplandores en los que a San Buenaventura se le pasaban mil años. Porque, claro, como buen profesional del cupón, Abraham era seguidor acérrimo del santo y hasta nos juraba que podía leer la mano, cosa de la que todos nos descojonábamos y no le dábamos ni bola. Anda que leer la mano el puto ciego...


Sí que nos preocupamos un poco el día que nos enseñó unas pequeñas heridas en las manos. Él nos dijo muy serio y trascendente que eran los sintagmas o los estigmas, no me acuerdo cómo coño les llamaba, de cristo. Nosotros nos lo tomamos a chirigota como todo lo que nos tomamos en el puto bar del 13 y le dijimos que dejara de hacerse pajas con las cuchillas de afeitar, que se iba a quedar sin polla, pero él esa vez se enfadó y nos envío a todos a tomar por culo y nos llamó impíos, cosa que nos cortó el rollo bastante porque ninguno supo muy bien qué coño nos estaba llamando con eso. Durante días no volvimos a hablar del temita, pero a las dos semanas o tres nos vino otra vez con los sintagmas y con que había visto a no sé cuál niña de Fátima con lo que yo ya me acojoné bastante y le dije: "¡Abraham, como empieces con ese rollo te parto el alma! ¡Mecaguentusmuertos ya!"


Pero no hubo forma. Llegó un punto en que el Abraham no hablaba de otra cosa más que de sus putas visiones y de sus vírgenes y sus heridas y sus santos y sus lebitaciones porque ahora el gilipollas se ha empeñado en que a veces cuando ve a la virgen encaramá él se sube a dos palmos del suelo y flota. Total que ya es un asco el rollo del bar porque a nosotros nos importan un cojón de mico todas sus historias, pero como ya no sabemos si tomárnoslas a cachondeo y en el fondo nos preocupa que el ciego esté como una chota, pues ya veis, que no sabemos qué coño hacer, porque este ciego lo único que ve en su vida son las minifaldas de las chicas y si no, al tanto que esto es empírico: cada vez que hay una cerca se le pone tiesa. Eso sí que son visiones.


Así que desde hace tiempo el ciego nos está jodiendo a todos, sobre todo a mí que soy el director del banco y no sé cuál es el mal de ojo que me ha echado que desde no sé cuando ya no hablo normal ni escribo normal y la palabra lebitaciones siempre me sale con b alta y yo sé muy bien, porque soy el director del banco, que lebitaciones es con b baja. Mi vida se ha venido al carajo desde que al tipo se le ha ocurrido eso de ver. Yo comprendo que todos queramos ver, como no, claro. Pero si no ves, te jodes y te callas y no empiezas a inventarte historias y sobre todo no me jodes a mí que soy el director del banco y seguro que esta misma mañana me van a despedir, me van a llamar a la central y no me dejarán ni sentarme en el despacho del director gerente y me dirán ¿cómo se le ocurre llamar a un programa de televisión basura a insultar a un invidente y presentarse como el director de la sucursal número 17 del Banco de Fomento y decir que el ciego no ve una puta mierda porque dios es usted? Y yo sólo diré que lo hice porque yo soy dios y a mí sólo me ve quien yo quiero que me vea y ese puto ciego no me ve ni el cipote si yo no quiero por eso no debe extrañarle que ahora le pregunte si ha visto a dios mientras le meo las cuencas vacías de los ojos, que le pregunte si quiere lebitar mientras le cuelgo de su corbata a dos palmos del suelo, que le pregunte si quiere más sintagmas o estigmas, o como coño se diga, de cristo mientras le rajo una y cincuenta veces su piel fofa y blanda de ciego seguidor de San Buenaventura y le grito fuera de mí, (¿fuera de mí?): "¿Me ves ahora, ciego de mierda? ¿Puedes echarme mal de ojo ahora, hijoputa, puedes ver a dios ahora?” Y me ha entrado un poco de risa y de pena por la situación, pero me he ido tranquilo porque yo soy dios y a mí sólo me ve quien yo quiero.


Más información:

http://www.filmaffinity.com/es/film701892.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Apocalypse_Now

http://www.monteuve.com/filmoteca/pa7-1.html

http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/monje37.pdf

http://www.cineismo.com/criticas/apocalypse-now.htm

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